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La Doctrina Monroe: de declaración del siglo XIX a herramienta geopolítica moderna

Por [Leonardo Bermudez] | Leo Noticias
Por [Leonardo Bermudez] | Leo Noticias

11/18/2025

Formulada hace más de 200 años, esta política estadounidense sigue generando controversia en el escenario internacional actual


Origen y principios fundamentales


La Doctrina Monroe fue formulada por el presidente James Monroe el 2 de diciembre de 1823. En ella, Estados Unidos declaró que el hemisferio occidental ya no sería territorio de colonización por potencias europeas y que cualquier intervención europea en las naciones americanas sería vista como una amenaza a la seguridad estadounidense.

Sus tres principios básicos establecieron:

  • No colonización europea en América: El continente americano quedaba cerrado a nuevas expansiones coloniales.

  • No intervención europea: Europa debía abstenerse de intervenir en los asuntos de los países americanos independientes.

  • No intervención estadounidense en Europa: A cambio, EE.UU. se comprometía a mantenerse relativamente al margen de los conflictos europeos.

Con el tiempo, la doctrina ha sido reinterpretada y utilizada para justificar intervenciones estadounidenses en América Latina, adquiriendo distintas formas según el contexto geopolítico.


La reacción europea histórica

Inicialmente, las potencias europeas prestaron poca atención a la doctrina, considerando que Estados Unidos carecía de capacidad militar para imponerla efectivamente.

El diplomático austriaco Klemens von Metternich la calificó como un "acto de insubordinación" frente a las potencias europeas. Reino Unido, sin embargo, la aceptó tácitamente porque le convenía mantener mercados abiertos en América Latina y debilitar el mercantilismo español.

Con el paso de los años, las críticas europeas se intensificaron al considerar que la doctrina justificaba el predominio estadounidense en el hemisferio occidental y legitimaba presiones o intervenciones unilaterales en la región.


¿Por qué EE.UU. la invoca en el siglo XXI?

Aunque fue formulada hace casi dos siglos, Estados Unidos continúa invocando la Doctrina Monroe de forma implícita o explícita para:

  • Reafirmar su influencia estratégica en el hemisferio occidental frente a actores externos como China o Rusia.

  • Limitar la presencia de potencias extranjeras que busquen aumentar su participación militar o económica en América Latina sin supervisión estadounidense.

  • Presentar su política exterior como defensa de la independencia latinoamericana frente a nuevas formas de dominación externa.


La postura europea contemporánea

La reacción europea actual ha sido mayormente crítica. Para la Unión Europea y sectores significativos del Parlamento Europeo, invocar la Doctrina Monroe en el siglo XXI representa una política unilateral y problemática.

El Parlamento Europeo ha sido explícito en sus críticas. En una moción de resolución sobre Cuba de 2021, reiterada en 2024, el Parlamento señaló "teniendo en cuenta la llamada 'Doctrina Monroe' de los Estados Unidos, que sigue siendo el corazón de la diplomacia estadounidense en el continente americano y justifica su expansionismo y su injerencia".

Esta formulación deja claro que, al menos para un sector importante del Parlamento Europeo, la Doctrina Monroe:

  • Sigue siendo un elemento central de la política exterior estadounidense hacia América Latina

  • Se utiliza para justificar expansionismo e injerencia en la región

  • Contradice principios de soberanía e igualdad entre Estados


Perspectiva académica y política europea

Aunque no existe una posición oficial única de todos los Estados miembros de la UE sobre la doctrina, análisis académicos y documentos de política europea la caracterizan como una política unilateral de esfera de influencia que no forma parte del derecho internacional general.

Un estudio sobre doctrinas de política exterior publicado por Oxford University Press señala que la Doctrina Monroe se entiende más como una posición política unilateral de EE.UU. que como una norma aceptada del derecho internacional.

Además, documentos de política europea han acuñado el término "Monroe Doctrine amistosa" para describir precisamente lo que la UE intenta evitar: una copia del modelo estadounidense de esfera de influencia. Esto indica una diferencia normativa fundamental entre la visión europea —basada en multilateralismo y cooperación— y el modelo de hegemonía regional que representa la Doctrina Monroe.


Implicaciones actuales

El rechazo europeo contemporáneo a la Doctrina Monroe se enmarca en una defensa más amplia del orden internacional basado en reglas, multilateralismo y respeto a la soberanía de todos los Estados. Europa —tanto como bloque institucional como a través de sus Estados miembros— considera su uso contemporáneo como una aproximación colonialista obsoleta, contraria al derecho internacional y un retroceso para la diplomacia global.

La UE insiste en que América Latina debe ser tratada como socio estratégico en pie de igualdad, no como un espacio bajo tutela o control exclusivo de ninguna potencia. Esta visión contrasta directamente con las invocaciones estadounidenses a la doctrina, particularmente en contextos donde Washington busca limitar la presencia china o rusa en el hemisferio occidental.

La doctrina, formulada en un contexto histórico radicalmente distinto, continúa generando tensiones diplomáticas en un mundo donde el orden internacional se debate entre el multilateralismo y las esferas de influencia.


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